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Vivimos en un tiempo en el que, para bien o para mal, se habla (y cada vez más) de los alimentos ecológicos. Podríamos decir pues, que es un tipo de alimentación que está de moda (aunque, como veremos, desde Base Mill no estamos de acuerdo con esta afirmación).

Cada vez aparecen más consumidores conscientes que quieren consumir total o parcialmente alimentos ecológicos, y fomentan la proliferación de agricultores, ganaderos, productores, elaboradores, obradores, distribuidores y tiendas, especializadas en la alimentación ecológica.

Por otro lado, no faltan aquellos que opinan que esto es una moda pasajera, nueva, cara y (absurda) que no puede alimentar a toda la población. Eso dicen muchos. Como si realmente fuese algo nuevo…

En Base Mill no estamos de acuerdo ni con que sea una moda (como adelantábamos antes) ni de que sea algo pasajero, nuevo, caro o incapaz de alimentar a la población. Y mucho menos, que sea algo nuevo. Pero para explicar esto, vayamos al inicio de la historia. Expliquemos en esencia que es un alimento eco y como y cuando han llegado a nosotros.

Un alimento bruto se considera eco, en esencia, si ha sido elaborado usando técnicas naturales y respetuosas con el medio ambiente, el animal y pensando en el bienestar del consumidor. Esto se puede resumir en tres grandes pilares:

  1. Cultivos sin usar componentes químicos, respetando el medio ambiente
  2. Crianza de animales sin usar antibióticos de forma regular, respetando el bienestar animal
  3. Procesos a lo largo de toda la cadena de alimentación hasta el consumidor, salvaguardando la naturaleza ecológica de las materias primas de los puntos a y b.

En esencia, es el tipo de alimentación con que se alimentaba a toda la población hasta hace algo menos de cien años. ¿Qué se usaba para alimentar los cultivos y protegerlos de plagas, sino abonos y remedios naturales? ¿De que comían los animales sino de forraje o pastos naturales? ¿Dónde estaban estos animales, sino en amplias granjas en semi libertad, o directamente en libertad? ¿Cómo se elaboraban los productos que nuestros antepasados comían, sino usando métodos tradicionales? Podemos concluir, pues, que hasta hace menos de un siglo, toda la alimentación era ecológica, solo que no había necesidad de así llamarla, de auditarla y certificarla, porque toda era así. No podemos adjetivar algo que no es distinto a otro algo, porque todo es igual. 

Todos los que hablan de que la alimentación ecológica no es sostenible, deberían pensar que esta alimentación, la eco, es la que ha permitido a la humanidad prosperar durante milenios, desde sus inicios hasta lo que somos hoy. Qué mayor prueba de sostenibilidad que eso. Habrá que ver, sin embargo, cómo de sostenible se muestra en el largo plazo el tipo de alimentación con que nos “alimentan” actualmente.

Es curioso que muchos de los críticos con la alimentación ecológica, en muchas ocasiones, expresan sentimientos de melancolía de alimentación tradicional “de siempre”, sin darse cuenta de que aquella añorada alimentación de la que hablan es la que ahora se les propone como Eco, y que ellos critican. En realidad, pensamos desde Base Mill que simplemente, sin darse cuenta, estas personas han comprado el discurso del lobby de las grandes industrias de la alimentación, que obviamente, tienen muchos intereses.

A este punto, es evidente decir que la creación del término Eco ha sido creado para señalar y certificar la alimentación tradicional, la de siempre. Y esto ha sido necesario por la proliferación, sin control durante este siglo pasado, de la alimentación industrial y no sostenible con la que hemos sido alimentados. 

Se ha creado una industria, la de la alimentación, que ha logrado sustituir, durante décadas, a la tradicional, consiguiendo así una posición monopolística de un elemento de primera necesidad: la comida de las personas. Es así como su lobby tiene una gran influencia, pues de ellos depende alimentar a la humanidad. Y para mantener esa posición nos han hecho adictos a ciertos hábitos:

  • alimentos no saludables pero apetecibles -comida rápida, bollería industrial, etc…
  • alimentos rápidos de preparar en casa -platos preparados y ultraprocesados-
  • alimentos muy económicos -vale, esto no es una desventaja para nadie, ¿o sí?-
  • alimentos rápidos de coger en el lineal -empaquetados para poder procesarlos como objetos industriales-

Sin embargo, nunca nos han hablado de los perjuicios, evidentes, de estos beneficios que nos han vendido, y que hemos comprado sin darnos cuenta que todos ellos nos quitaban más de lo que nos daban. A saber: casos de obesidad y diabetes rampantes en el mundo occidental, generación de una cantidad ingente, ridícula y vergonzosa de residuos y concentración de los puestos de trabajo en zonas industriales en detrimento de los trabajos tradicionalmente ligados a la alimentación en las zonas rurales. 

Vale, pero: ¿cómo ha conseguido la industria de la alimentación imponerse a la cadena de valor tradicional? Esto os lo contamos en el siguiente post. Es muy interesante.

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