Fecha

Toda vez he podido explicar qué me pasó y como sentí el burnout, desde mi experiencia personal y sin ser un profesional de la psicología ni la psiquiatría, vamos a ver cómo todo esto me fue llevando a la creación de Base Mill.

Como decía en el post anterior, me sentí muchas veces recuperado, y tantas veces volví a caer. ¿Cómo conseguí una recuperación total, hasta hoy? Y el punto clave, ¿Cómo eso me llevó a Base Mill?

Considero que mi recuperación se cimentó sobre tres pilares, más un cuarto inesperado, que acabó de apuntalar dicha mejoría. Os los describo, en orden de más filosóficos a más tangibles. 

La primera, el autoconocimiento, la capacidad de ganar consciencia de mi mismo y ser honesto conmigo mismo, quitarme presión, reconocerme. Para esto, hubo un momento clave, cuando casi inesperadamente (o quizás el destino lo quería así), conocí a un conocido de un conocido que, de la forma más random posible me habló de una película que siempre recomiendo: “El cambio” de Wayne Dyer. Está incluso disponible en español en Youtube de forma totalmente abierta y legal. Wayne Dyer era un psicólogo estadounidense que grabó esta película, mitad documental mitad drama, en el que viene a explicar dos cosas: 

  1. Que hay que preocuparse menos, porque todo viene como y cuando tiene que venir, e intervenir para cambiar el curso de la naturaleza solo hace que cansarnos, agotarnos y frustrarnos. Y esos son, precisamente, los orígenes de más problemas que nosotros mismos nos auto provocamos.
  2. Que las personas que han sufrido un trauma, tienen una huella imborrable ya en ellas y eso causa un cambio radical en sus prioridades. 

Esto me ayudó a entender que quizás, no debía intentar volver a ser como era antes. Me ayudó a reconocerme y permitirme otros ritmos y prioridades, que hasta ver esta película, me perseguían para hacerme creer un vago, desmotivado y pasota por no tener la energía para hacer las cosas al 1000%, como las hacía antes. 

Por otro lado, el segundo pilar de mi recuperación fue la paz interior. Me aislé primero por necesidad al no tener energía para estar con nadie. Más tarde, cuando me encontraba mejor, preferí seguir aislado para continuar ese proceso de autoconocimiento, en ese ejercicio de honestidad conmigo mismo. Esto me condujo a un profundo estado de paz interior, que es el pilar que considero más fundamental para construir cualquier cosa de forma estable, como Base Mill. Por eso, desde Base Mill, intentamos fomentar que tengas momentos de paz, que cultives tu paz interior, porque es en lo que se basa, de forma invisible, Base Mill. Y es lo que queremos inspirarte, para ayudarte a construir aquello que sueñas de una forma totalmente robusta.

Finalmente, el tercer pilar y el más tangible sobre el que me apoyé, fue la alimentación. Nunca había seguido una alimentación equilibrada ni saludable, es más, era bastante mala. Aún diré que incluso hoy, siendo consciente de su importancia, reconozco no siempre conseguir basarla exclusivamente en los productos más saludables. El proceso de transición hacia una mejor alimentación fue de lo más natural, progresivo y lógico. Cuando me aislé, tenía más tiempo y estaba mayormente en casa y así descubrí que cocinar me relajaba mucho. Toda vez que uno cocina, deja de alimentarse con productos ultraprocesdos de preparación rápida que encontramos en cualquier supermercado convencional y sin darme cuenta, empecé a encontrarme mejor. Nadie me dijo que me encontraba mejor por alimentarme bien, salvo mi cuerpo, que de algún modo me lo hizo saber. Empecé entonces a no solo cocinar por mi mismo y dejar los procesados, sino incluso ya a comprar ingredientes y materias primas más saludables y de mejor calidad. Y me encontraba todavía mejor. Era evidente que mi cuerpo me premiaba por cuidarlo a través de lo que comía, y me animaba a entonces, cuidarlo todavía más para que me hiciese sentir todavía mejor. Dicen que el estómago es el segundo cerebro y es totalmente cierto. Unos buenos alimentos me llevaban a tener más paz, estabilidad emocional y mental y mejor forma física. Era un efecto espiral positiva, que me llevó a leer, informarme y empezar a leer etiquetas de los productos que compraba. 

Uno de los productos que comencé a tomar fue la leche de almendras, pues me parecía más atractiva que el resto, por el sabor que esperaba de ella en comparación con la avena y la soja, principalmente. Pero en ese tránsito del que hablaba, de consumir sin prestar atención a leer las etiquetas de todo, me hizo darme cuenta que ninguna bebida vegetal era lo que esperaba. Busqué y busqué y la que no tenía azúcar, tenía otros químicos incluso peores. Y la que no, tenía tan poca almendra que no sabía a nada. Y así las probé todas, o casi todas, supongo. Y ninguna me satisfizo. Y como no encontré en el mercado lo que quería, decidí hacerlo por mi mismo. 

¡Y así, con esta mezcla de autoconocimiento, consciencia de la necesidad de tener momentos para mi, paz interior y necesidad de encontrar una bebida vegetal de acuerdo al estándar que quería, es como se forjó la idea de Base Mill! 

Bueno, antes de terminar, al principio decía que hubo cuatro pilares que me ayudaron a recuperarme y forjar Base Mill, y creo haber hablado solo de tres. El cuarto, fue el Covid. El Covid nos obligó a quedarnos en casa varios meses, no hacer casi nada, reducir a cero nuestros compromisos sociales. Esto, que fue una auténtica desgracia para todos los que nos dejaron y para tantos otros que tuvieron que quedarse en casa, para un hiperactivo en proceso de recuperación de un burnout, es la excusa perfecta para parar obligadamente y cargas las baterías al 100%, cosa que no me había permitido nunca hacer hasta entonces.

Más
artículos

Despegamos: Basemill